lunes, 22 de septiembre de 2014

"LA ÚLTIMA SEMANA DE AGOSTO"

..."Y a pesar del peso de la noche estival del octavo mes, entró un frío por la ventana a abrazarse a mis entrañas. Sabia, mi consciencia, pues mantenía la razón de que era sólo un ligero sueño, pero tan intenso, que incluso dolía el alma. 
Otra vez, aquel suspiro detrás de mi espalda, otra vez, ese llanto de no querer volar y tener que hacerlo, otra vez un jeroglífico que descifrar, con destinatario equivocado, en este caso yo, ante un ser tan extraño, que sin embargo, parecía conocerme como a su propia vida, si es que la tuvo, alguna vez. 
Una vez más, un nudo en mis tobillos, una lluvia torrencial de emociones, ajenas a mí, pero al escucharlas, me unía a sus deseos, a sus ganas de abrazar. Quería dejar de escuchar a esa brecha de lamentos y escapar de ese sueño, librarme de sus lágrimas, quería que me soltara las manos, otra vez, esa herida abierta que gritaba un beso, esa piel clara pero curtida, esas pupilas color ámbar. Decidí abrazarme a él muy fuerte, para darle calor a su vida prestada, me robó el ultimo aliento de vida, lo dejé hacerlo, sabía que era un sueño y al despertar, seguiría sintiendo mis latidos, pero él nunca volvería a tener la sensación de ver amanecer.
 Cuando le sentí dulce la piel, quise marcharme y al verle el pecho, sonrió, como adivinando, que yo sabía quien era, a qué había entrado aquella noche a mi sueño. Le di un beso en la mejilla y lloré, tanto como el día en que él se fue, sin saber cuándo ni como, pero dolía. Abrió aquella puerta azul, subió a sus hombros un sueño que tuve una vez, se despidió de mí y supe que no había nada que temer, que el miedo es un ratón campesino que juega entre el trigo"

Mayte Pérez (Anoche, soñé...)

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