martes, 23 de septiembre de 2014

HOJA DE OTOÑO
Un otoño más que pasar
como página bajo palabras frescas,
como soltar de la cuerda
el nudo que impide la soltura de sentir.
Un otoño que dora cada hoja
antes de caerse perdida al suelo fértil
con la incertidumbre del futuro vendado
siendo simplemente y sin esperar de minutos pausados.
Un otoño que sentir a orillas del río
 del color de la esmeralda
y pincelado del ámbar de tus ojos,
otro que sorber al lado de una bella puesta de sol
junto a recuerdos que guardan almas esclavas de complicidad.
Una hoja con la que cubrirse
de lo que el sol dejó de ofrecer
de lo que se echa de menos y se espera
 como el regalo de noche de reyes
de lo que se siembra con ilusión
y se esperar tener sobre el pecho
convertido en sueño que encontrar
 en horizontes como puertas abiertas.
Un otoño que pasar tendido al cielo,
junto al susurro del río en calma,
adivinando el contorno de las nubes
y sintiendo la paz con la que se vive desnudo.
Otro que imaginar y trazar caminos esperados
que llevan a estaciones con trenes
esperando abrir paso al cumplimiento
de todo cuanto se quiere de corazón que late.
Un sabio otoño que sabe que al terminar
habrá necesidad de miles de hojas
para calmar al frío del invierno
y que sabe que es corta la estación
que a veces quisiera mantenerse entre nosotros
sabiendo que nunca será y que siempre termina,
el mismo día de diciembre

en el mismo lugar que comenzó.

Mayte Pérez (la primera insidiosa grieta de mi alma)

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