miércoles, 24 de septiembre de 2014



...Miluna Alma de Gelatina, se sentó sobre un banco de niebla a esperar que la luna brillase en todo su esplendor y que el cielo estival le regalase, una lluvia de estrellas con la que pedir un pequeño deseo; guardaba entre los cinco dedos de su mano, un pincel de pelo de dinosaurio, una brocha y un terrón de azúcar moreno.
Mudito Corazón de León, llegó descalzo, con una sonrisa, y una caja de pintura en tonos pastel, con el olor de la vainilla, que tanto le gustaba.
Ambos seres, se repartieron el contenido espeso que escondía el interior del recipiente que llevó Mudito y decidieron pintar el destino de cada uno, por separado, con dos condiciones, que firmaron sobre la orilla del mar, “ser felices, siempre y perseguir aquello que quisieran alcanzar para lograr ese estado tan latente, sobre el que uno se acuesta cuando es niño y a veces olvidamos cuando crecemos por fuera”



Mayte Pérez (Noche de verano granizada)

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