...Miluna Alma de Gelatina, se sentó sobre un banco de
niebla a esperar que la luna brillase en todo su esplendor y que el cielo
estival le regalase, una lluvia de estrellas con la que pedir un pequeño deseo;
guardaba entre los cinco dedos de su mano, un pincel de pelo de dinosaurio, una
brocha y un terrón de azúcar moreno.
Mudito Corazón de León, llegó descalzo, con una sonrisa, y
una caja de pintura en tonos pastel, con el olor de la vainilla, que tanto le
gustaba.
Ambos seres, se repartieron el contenido espeso que escondía
el interior del recipiente que llevó Mudito y decidieron pintar el destino de
cada uno, por separado, con dos condiciones, que firmaron sobre la orilla del
mar, “ser felices, siempre y perseguir aquello que quisieran alcanzar para
lograr ese estado tan latente, sobre el que uno se acuesta cuando es niño y a
veces olvidamos cuando crecemos por fuera”
Mayte Pérez (Noche de verano granizada)
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