domingo, 10 de septiembre de 2017

“MEJOR NOSOTROS QUE TU O YO”

Somos seres sociales, con la necesidad de relacionarnos y estar junto a los nuestros y surgen tramos en el camino, donde nos necesitamos más que en otros.
Los demás son como espejos, que nos devuelven, tanto de forma pasiva o siendo consciente de ello, la imagen de nosotros mismos, o tal vez, tan solo un reflejo, una pequeña pincelada de todo aquello que creemos ser, que hacemos…
Es imposible no empaparnos dada una interacción personal, de las emociones, las carencias, las fortalezas, etc , que emanan del interior del ser que está frente a nuestras pupilas y conectar con esos mensajes que recibimos.
Imposible no beber de la fuente que ofrece el calor humano, en forma de lágrimas redondas que van brotando, cuando compartimos nuestros mayores miedos, sintiéndolos como un lastre que nos aparta de las metas trazadas.
Vamos recibiendo esa información gracias a nuestros sentidos, y esa habilidad de cada uno para interpretarla y darle un sentido que esté o no en sintonía con el mensaje que el otro nos quiere transmitir.
Bendito ser humano que va modificando su patrón de comportamiento en base a las demandas del otro y es ahí donde nos damos cuenta de que, a veces, no tenemos tan claro el rumbo que dar a nuestra vida, que en ocasiones, teniendo el timón, o creyendo tenerlo, bajo nuestro control, éste puede dar un giro inesperado a nuestro itinerario y llevarnos hasta lugares que jamás habrían formado parte de nuestros planes en realizar esos viajes emocionales, en los que, más que aprender, vamos sintiendo.
Puede derivar de ello, que nos sigamos sorprendiendo y que nos crezcan las alas, a partir de la pluma que alguien sabio, nos ofrezca en un tramo de nuestro camino personal.
Pueden aparecer mapas en nuestro mundo, más amplios incluso, de aquellos que desde que salimos del seno de nuestra madre, vamos coloreando en función de cómo sentimos y hacia donde nos dirigimos.
De esta forma, casi será mejor que nos dejemos llevar al escuchar al prójimo, eclipsando los juicios hacia él y prestando atención plena para captarlo a través de su piel y llegar hasta las maravillas del interior de su ser y junto a él, tal vez, caminar apoyados en su experiencia, para después crecer y ser más de lo que fuimos, somos y seremos…

Mayte Pérez


jueves, 3 de agosto de 2017

MIL BURBUJAS



Vamos a abrir una ventana sin cristales en mitad de un prado de hierbabuena, para elegir qué camino tomar con la transparencia de la inocencia de cuando fuimos niños.

Vamos a tirar del hilo de la cometa azul que sobrevuela nuestros sueños y cuando esté cerca de nuestros pies, vamos a quitarnos los zapatos rojos para subirnos en ella y que un soplo de brisa nos lleve hacia ese lugar al que siempre quisimos volver y nos olvidamos de cómo ir hasta él.

Vamos a pintar un puente fuerte que nos acerque a esos mundos donde nunca se deja de ser feliz y alcance hasta donde llegue nuestra mirada; un camino de pétalos de rosas blancas como las nubes; un inmenso mar dulce donde se ahogue la tristeza y se respire hacia dentro del ser, para aprender que nuestro interior  es el lugar donde perderse para volverse a encontrar con uno mismo.

Vamos a escribir deseos, sueños, metas, sobre papel de arroz con tinta china perpetua para que la lluvia al empapar no los deje olvidados sobre la tierra fértil y sigan con su porvenir.

Vamos a susurrar plegarias al viento del sur y verlas volar hasta el brillo del sol, para que las alumbre hasta llegar a oídos que las comprendan y las acepten, tal como siempre fueron.

Vamos a tejer redes sobre las que saltar muy alto, donde caer sin lastimarnos en nuestros intentos de seguir los pasos de nuestro destino.

Vamos a dejar que el azaroso destino ponga en su lugar adecuado a todas esas piezas que no pudimos cambiar y que al intentarlo, se clavaban en nuestro costado como espadas de madera.

Vamos a dejar a un lado de la senda del poeta, a todas aquellas personas pobres de corazón y emociones, que no entienden del idioma del alma, para que tal vez, un día aprendan del sabor de la amistad.

Vamos a creer en nosotros, a pintarnos una sonrisa cuando la tristeza nos muerda los dedos de los pies, a desatar los nudos que rozamos mientras tiramos de la cuerda en busca del otro lado, a querernos más que a nada en este mundo, a escuchar nuestros logros en mayúsculas, a aprender para impulsarnos hacia la sabiduría.

Vamos a seguir caminado, que las grandes cosas bellas, se alcanzan con un pequeño paso y siguen escritas en las estrellas que cada noche brillan para que no olvidemos hacia dónde ir…

Mayte Pérez (Ítaca, ahora sí)


viernes, 7 de julio de 2017

SOLUCIONES A MEDIDA




Pintaba la mañana caminos tempranos estivales,con una pizca de sal y unos grados de más
que pesaban sobre sus hombros,como lo hacían sus sueños en forma de pensamiento.
Antes de que el sol alcanzara la cima más alta se desató los cordones de los zapatos que asfixiaban a sus pies, sintió que respiraba la brisa fresca y que podía pensar con la claridad de la llama de una vela.

De puntillas, mientras recorría la orilla de una playa con arenas de maíz, le daba mil vueltas al sabor de las palabras que escuchaba entre esas cuatro paredes y sin encontrar una solución a medida, con la que ver un nítido destino, metió las manos en sus bolsillos y se conformó con mirar al mar.

Con el mecer de las olas, el sonido que ofrece el silencio y la calma que le caló hasta el fondo de su ser, volvió a darse impulso y una vez más perdió el equilibrio antes de poder volar.
No es que faltaran los motivos para seguir  los pasos de su camino, habiéndolo encontrado, ni las ansias de probar un sueño, ni el aire que se necesita para labrar un cambio. Tal vez lo que necesitaba era encontrar la ventana por la que asomar su alma y de esa forma, volver a ser, a sentir, a crecer...

Todo lo que pensó que le definía como persona, cayó frente a sus pupilas el día que se columpió sobre la espuma de un deseo. Se sintió desnudo, puro, con la libertad que se expresa al salir de la escuela pintado de alegría en mayúsculas y fue así, en ese estado entre líquido y sólido, cuando decidió sentarse sobre los tejados, en equilibrio,

a contemplar la manera en que pueden cambiar las cosas cuando somos dueños de nuestros pasos, y nos atrevemos a vivir en un mundo que soñamos...

Mayte Pérez (Pan con chocolate)