miércoles, 19 de noviembre de 2014

EL REINO DE LOS MARES
Cuantas veces me acunaron tus olas saladas
rodeada del movimiento tal como latido humano,
y respiración, agitada, otras de la paz que se ansía.
Era cuando estaba en mitad de tus aguas cristalinas
el sentir lo diminuto de mi ser ante el poder inmenso
del silencio de tu profundidad tan ilimitada como el amor
que no sabe de deudas y es tan libre como cada una de tus gaviotas .
Tantas veces fui a buscar tus orillas y siempre había para mí
el abrazo de la brisa mediterránea ,
el silencio en espera de mi súplica
y todos los recuerdos de cuando éramos nueve
y jugábamos en el paraíso de tus playas sin saber
que el tiempo vuela aun entre tus aguas
que eres mar inquieto que guarda tesoros ajenos y propios
que sobre tu primera piel han viajado con propósitos
hombres que han comido de tu existencia
y han llegado a tus entrañas sin regreso y queriéndote.
Mediterráneo desde mi primer baño
desde el primer día que en brazos de la mujer con cabellos cobrizos
silueta perfecta y piel del color del pétalo de rosa
me bautizaste y grabaste tu nombre sobre mi cuello
para no olvidar de la sal de tus riquezas
de la ira dentro de ti cuando ruge mistral convertido en locura
conquistando la virginidad de las playas.
Quisiera yo, un castillo de cartón en mitad de tus llanuras marinas
justo bajo el sol en dirección al norte y sin estar anclado
para poder volar lejos de la mano de una sirena
sobre la espalda de una ballena
compitiendo con un delfín loco,
y cada mañana pescaré de la riqueza de la vida
de la alegría de mis recuerdos de niñez entre tu mundo
en compañía de la dueña del latido que me dio la vida
que pintó mi piel morena, tostada, como la que siempre quiso tener;
y mi Mar Mediterráneo, mi inmenso Mar
cuando ruja el cielo anunciando tormenta marina
abriré mis brazos y mi alma,
miraré al cielo del color de sus ojos una vez más,
desnuda de prendas y enriquecida de haber librado
una batalla más a la vida
y la dulzura de las gotas de lluvia
me recordarán de la dualidad del reino de los mares
de la dicha de poder elegir caminos
y de la sabiduría al saber que cuando se niega una vida
se ofrece el júbilo de un presente que tarde o temprano
será un futuro de algas frescas jugosas,
de polvo de perla bella ,
de arena de coral carmesí…
Mayte Pérez 

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