martes, 17 de marzo de 2015

EL  DULCE Y AUSENTE SALVADOR DE PRINCESAS
Con la salvia de tus entrañas
se pintó el tramo de un camino,
que conducía a la suavidad de dejarse llevar
por un instante tan inmediato, tan dulce,
como lo fueron los versos que escribiste
con la tinta del sudor de los pecados.

Con la piel de tus hombros,
cada noche se cubría un sueño
que latía al compás
de aquel reloj de latón pausado
que colgaba de la pared de tus párpados.

Con la carne de tu costado,
se gestó un lecho donde caer rendido
donde cazar un deseo incluido en una tormenta existencial,
donde rendirse, pero dichoso,
de una derrota que ya estaba escrita
con la yema de tu dedo corazón.

Con el paso del tiempo,
hay un puerto al que llegar
cargada de las sabias riquezas
que te ofrece el consejo del Ángel
donde sin querer,
se hace el humano  tan grande como sus alas,
donde convertido en nube,
deja que se pueda volar entre las telas de su mirada”


Mayte Pérez (Aquellas vistas de tu cielo)

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